La fórmula perfecta para perder.

A veces me pregunto si los talentos toman en serio su palabra o si les interesa la industria del entretenimiento. Hay momentos donde uno mismo inconscientemente se cierra puertas. El mundo de la moda es a base de mucho sacrificio y oportunidades relámpago. He llevado años en esta industria y a cada casting que voy escucho talentos hablando de otros y de todas las Agencias. Las Agencias de talentos tienen la misma situación aunque a veces no quieran admitirlo, en ocasiones algunos talentos no creen en su potencial. Solo lo ven los demás y ese es el fracaso mayor. 

La fórmula perfecta para perder en el Modelaje es simple; que tu palabra no tenga valor. Ese mensaje de “si si si voy” y luego no llegar. Mi abuela me enseñó -entre muchos refranes puertorriqueños-que las excusas son para él que las dice. Estoy consciente que en ocasiones hay situaciones a mayor escala dónde no tenemos control pero aun así, la comunicación es fundamental. 

La tecnología a logrado que el talento esté informado de castings y de enterarse si cumplen con los requisitos a mayor rapidez que años anteriores donde se tenía que asistir al lugar a ver si era para ti. Pero a su vez  ya somos inmunes por la cantidad de mensajes a cada minuto en un sinnúmero de “chats” de WhatsApp o los email que no se leen a tiempo.

Si realmente estás interesado en ser parte del campo de los comerciales, desfile, sesiones fotográficas y promociones, mi mayor consejo es que tener una armonía entre lo que dices y lo que haces. Esa será tu carta de presentación para todo, inclusive en tu vida personal. Las características de un buen talento son su carisma, sus acciones fuera y dentro del set -Lugar de trabajo- y buena comunicación. Agradecer es primordial en cada oportunidad, aún si no puedas asistir. 

Por mi experiencia me ha tocado ser elegida para trabajos por mi ejecución sobre otros talentos que pueden tener el look que buscan. Al fin y al cabo Chica o chico que me leen: crean en ustedes y no se limiten. Deja que sea los otros que te digan que no; ellos se lo pierden. No dejes que seas tú quien cierre la puerta sin ella tener un letrero que diga “ciérrame”.